Si el porno fuera una partida de póker, Avery Cristy sería la que reparte las cartas y se lleva la banca con una sonrisa angelical y un polvo de campeonato. Exenfermera de Dayton (Ohio), esta rubia de 1,75 y ojos azules entró en la industria en 2019 sin haber probado ni una escena caliente. Ahora, tras más de 150 rodajes y un contrato de oro con Vixen, se le echa de menos en Porn Valley. ¿Su secreto? Un combo letal de curvas perfectas, actitud de dominatrix empática y una ética de trabajo que mezcla la enfermería, la fast food del Taco Bell (trabajo varios años en esta cadena) con anales intensos y tríos de infarto. Ella misma lo resume: “Soy un poco hippie, un poco macarra y todo amor”. Vamos, que lo mismo te hace una ruta de senderismo que te monta una orgía. Avery no solo folla como las diosas, también tiene cabeza: sabe lo que quiere, lo ha hecho todo (bueno, casi) y ahora quiere hacer un nuevo cambio de rumbo; colaboraciones, descubrimiento de nuevos talentos y seguir disfrutando del show. Vixen la fichó antes incluso de que pusiera un pie en Los Ángeles, y se hicieron inseparables. Pero no se ata a nadie; trabaja con quien quiere, cuando quiere y como quiere. Sus aficiones son leer novelas negras, tocar la guitarra o pintar. Sí, encima culta y creativa.
Loading…