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La hermosura etérea de la rusa Sirena Milano

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Sirena no tiene nada de italiana, aunque su nombre lo sugiera. Con apenas 24 años y pasaporte ruso, primero desfiló por la industria bajo alias imposibles —Ekaterina, Feolla, Hortense Blanchet— hasta que decidió que un nombre con aire mediterráneo le abriría más puertas. Y lo cierto es que acertó, Sirena Milano suena bien, se vende bien y funciona con cualquier etiqueta. Su físico hipnotiza: silueta etérea, piel clara, mirada de ninfa y una flexibilidad que parece diseñada para el porno de alto voltaje. Esa mezcla de fragilidad y potencia la convirtió en una de las apuestas más cuidadas del establo Jul Models, la agencia que mueve los hilos de varias estrellas y además maneja la división europea de Vixen, la productora de lujo que solo ficha a bellezas de museo. Lo suyo es un porno limpio, sensual, en el que su belleza all naturalsin artificios, sin bisturís, sin adornos innecesarios— queda resaltada como un diamante sin pulir. Una de esas rarezas que no pasan inadvertidas y que, con cada escena, confirman que el el cambio de marca le salió redondo.