Aquellos que se llenan la boca clamando contra la cultura de la cancelación y todo lo que huele a woke —hasta la polla de oír este puto palabro ambiguo y absurdo—, son los que ahora criminalizan la sexualidad; así de simple. Y es que los republicanos de Michigan han presentado un proyecto para convertir en delito producir, distribuir o incluso mirar pornografía. Penas de hasta 25 años de cárcel, multas exorbitantes y registro como delincuente sexual. Una regresión que roza lo kafkiano. Sin duda, es un ataque a cualquiera que no encaje en su idea de “moral pública”. Josh Schriver y sus aliados pretenden decidir qué se puede sentir, qué se puede desear y cómo debe vivir la gente. Todo bajo el pretexto de “proteger a los niños”. Un carajo, es pura ideología, pura cruzada meapilas. Defender la libertad de expresión es más urgente que nunca. Más allá de una defensa a la pornografía, se trata de defender la capacidad de decidir, de pensar, de existir sin que la extrema derecha política dicte normas sobre tu cuerpo, tu deseo o tu identidad. Os dejamos un par de escarceos sexuales de Stormy Daniels, la actriz porno que se follaba y chantajeaba el infame mandamás naranja de estos santurrones enfermos de hipocresía. Por cierto, el jodido «Naranjito» anda ahora censurando a presentadores y amenazando con cerrar medios de comunicación.
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