Son muchas las personas que se despiertan en mitad de la noche, en plena ebullición, en pleno éxtasis. A esto se le llama orgasmo nocturno, u orgasmo del sueños, si se le quiere dar un toque más poético. Y no trata de una cuestión ligada únicamente a los adolescentes con acné y con la libido incontrolada. Según el Instituto Kinsey, el 37 % de las mujeres y el 83 % de los hombres han vivido este fenómeno al menos una vez. La diferencia es que los de ellas no suelen empapar las sábanas y son más discretos.

La sexóloga Dr. Veluire explica que los sueños eróticos pueden activar el sistema nervioso y enviar sangre a donde debe ir: el clítoris, el pene, o cualquier zona dispuesta a colaborar. Incluso se han detectado contracciones pélvicas y lubricación sin que nadie meta mano. Todo esto pasa durante el sueño REM, ese momento en que el cerebro está tan encendido que podría dirigir una película porno en Dolby Surround.

Y es que a veces el cuerpo decide que es su momento y punto. Fatiga extrema, hormonas alborotadas o un roce fortuito con el colchón pueden ser suficientes para desatar el show pirotécnico.Por cierto, las embarazadas se llevan el premio:gracias al chute de estrógenos. De hecho, muchas aseguran tener orgasmos nocturnos épicos. Una incluso declaró: “Tenía tantos que me daban ganas de volver a quedar embarazada”.

¿Y se puede aprender a hacerlo a propósito? No exactamente. Pero dormir boca abajo, practicar respiración profunda y relajar el cuerpo ayudan. También dejarse llevar por alguna fantasía antes de dormir sin tocarse; el cerebro ya se encarga del resto.

					
						
				
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