Hubo una época no muy lejana en el tiempo en la que Gabbie Carter se paseaba con sus tetorras por la cima de la industria pornográfica. Era una chica que levantaba una total expectación con cada escena que protagonizaba, y sus impresionantes pechos actuaban como dos aparatos para la hipnosis y el babeo colectivo. Pero esos tiempos de esplendor pasaron, al igual que sus pechos caen debido a la ley de la gravedad; se echó un noviete adinerado, la dejó preñada y sus tetas se convirtieron en unas enormes ubres con unos pezones como plazas de toros. Después, el cuerpo de Gabbie se reajustó de nuevo, con una reducción mamaria de por medio, y la rubita, de aspecto entre inocente y gamberro, publica de vez en cuando algunos de sus polvetes en pareja para que sus aún fieles seguidores se la machaquen imaginando que penetran a la rubia de las tetas de oro que un día dominó la industria pornográfica yanqui.
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