Muy alejada del arquetipo de las BBW (Big Beautiful Women) y de la imagen de las actrices porno de los años 90, donde las rubias siliconadas estaban en su pompa —y se ponían en pompa—, la madrileña Ohana Petite es posiciona en una categoría porno no exenta de morbo, pero quizás menos conocida por el gran público: exxxtra small. Esto es, chicas con físicos menudos que cautivan a la audiencia con su aparente inocencia y juventud. Son las peso mosca del porno y sus cuerpos compactos sirven como fantasía sexuales para hombres a los que les excita en gran medida las chicas manejables para tomarlas en volandas y penetrar sus frágiles cuerpos con fuerza, lo que genera un efecto de dominación varonil absoluta.
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