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Ambar Lapiedra: elegancia, anal y mucho arte made in España

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Con su 1,75 de altura, cara de supermodelo y actitud de diosa pagana y pervertida, Ambar Lapiedra, una recién llegada al porno, se ha plantado frente a las cámaras como si llevara toda la vida rodando escenas equis. Su debut, Beach Flirt, fue de esos que te levantan las cejas y el vergajo, para qué andarnos con sutilezas. El resultado fue tan potente que la chica no tardó en subir de nivel. Su siguiente aventura fue un trío de los que se quedan grabados a fuego, donde se estrenó en eso que ya es su marca personal, el juego con la corrida. Esa combinación de clase y suciedad elegante llamó la atención de Julia Grandi, directora de Vixen, que la fichó para cuatro películas seguidas, incluyendo una escena anal con Matthew Meier que ya circula en los foros como material de culto. Si este es más o menos su arranque, lo que viene promete ser una galería de polvos memorables.