Melody Marks lleva años jugando al despiste, pues debutó de morena, se consagró de rubia, y lo cierto es que sigue siendo —de cualquier color — una de las presencias más hipnóticas del porno actual. En EE. UU. la adoran, en Japón la veneran como si fuese un fenómeno pop, y ella viaja de un continente a otro muy a menudo para filmar escenas que dejan al personal temblando. Lo curioso es que, pese a ser una de las artistas más reconocibles del momento, los premios siguen dándole la espalda. Y eso que este año se ha metido en varios papeles con diálogos para MissaX —sí, actuando de verdad, no solo jadeando— y acaba de protagonizar un vídeo ardiente semiprofesional, con el anal aún como asignatura pendiente. De cualquier forma, Melody tiene ese algo que no se enseña; es decir, brillo, carisma y una mirada que te deja petrificado. Ya no digamos cuando se ponen en bolas y ruega que te la folles.
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