Esto no es un porno cualquiera (artporn), es como si alguien mezclara una sesión de fotos de moda con un polvorín de hormonas y le añadiera cámara lenta. La cosa empieza «inocente»: desvestirse aquí, posar allá…, pero en cuanto Christy Ley le planta su mejor ángulo al fotógrafo (su coño a dos centímetros de su cara), el hombre olvida el ISO y se lanza a la acción. Lo que sigue es 45 minutos de “polvareda” pausada, mamadas épicas y miradas de “dame toda tu leche caliente”. Todo filmado como si fuera una película de Wes Anderson, pero con más gemidos. Cuando por fin se la clava a Vixi Rafi , la escena es digna de óleo, ella cabalgando como una diosa griega, Christy lamiéndole el clítoris como si fuera un rico helado, y el fotógrafo intentando no correrse como un adolescente. Y luego viene el remate, en vez de cambiar de agujero como cualquier mortal, el tío se queda dentro de Vixi, dándole besitos románticos mientras Christy Ley mira con cara de ¿Y yo qué soy, el decorado?. Hasta que, claro, ella también recibe su merecido en plan obra de arte renacentista, con su clítoris como protagonista.
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