Hazel lleva años con colada por Dylan; concretamente desde los tiempos de la universidad. Ahora, su amiga rica la invita a una fiesta “privada” con ella y su novio, en plan “solo unas copas, nada raro”. Claro, nada raro hasta que la cosa se calienta más que el jacuzzi del ático. Entre risas, miradas cómplices y un “¿por qué no?”, los tres deciden que ya que la vida es corta y los límites son aburridos, lo mejor es romper todas las reglas. Lo que empieza como una noche de copas termina en un experimento sexual sin culpas ni prejuicios. Este es el pequeño argumento de una reciente escena de Vixen en la que podemos contemplar a Hazel Moore tan atractiva y pálida como siempre, pero con una tónica sexual más glamcore y moderada que años anteriores, donde esta chica con apariencia virginal eras sodomizada un día y otro también por las entrepiernas más activas del gremio.
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