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Jada Kai, el rostro asiático que te robará el aliento

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No nos extraña lo más mínimo que la famosa agencia de starlettes «Spiegler Girls» —donde el jefe del cotarro, Mark Spiegler, corta el bacalao— haya incluido en su selecto catálogo femenino a una novicia como Jada Kai. Los motivos saltan a la vista: una pornostar mestiza de sangre mexicana, filipina y japonesa, apta para todos los paladares; profanos y doctos. Con un pasado profesional la mar de morboso al tratarse de una expatinadora artística de alto nivel que colgó sus botas de patinaje sobre hielo para cambiarlas por las pollas y las penetraciones en la plataforma virtual amateur de ManyVids.

Su estética es un oasis entre la cotidianidad pornográfica: piel bronceada atípica entre las de su raza, una genética agradecida y unos rasgos definidos que no pasan desapercibidos ni cuando traga los sables más puntiagudos. Su imagen exótica e inteligencia sexy dejan atrás aquellas asiáticas genéricas del continente que invadieron el porno de la década de los 90’s y pone un frescor oriental que borra de un plumazo el estereotipo de que las asiáticas están sacadas de serie en una fábrica China.

Se podría decir que estamos ante un boom de chicas amarillas desde la llegada de Vina Sky o Jade Kush. Un movimiento erótico cultural al que se han sumado estudios como Little Asian, que siempre lucen en sus «escolares propuestas» neófitas del lejano Oriente y preciosidades de ojos rasgados con coños con sabor a sushi.