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Riley Nixon: de musa punk rapada a milf curvy y contundente

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Riley Nixon siempre fue una rara avis del porno: una chica canadiense de Manitoba, rapada, muy atractiva y un estilo punk que la convirtió en un icono instantáneo cuando irrumpió en la industria en 2016. Con solo 21 añitos, el look andrógino y la actitud de “me suda el coño todo” la posicionaron como la antipornstar perfecta: actitud a raudales, cero artificio y muchísimo morbo. Pero el tiempo pasa para todos y Riley decidió que en vez de pelearse con los cambios, iba a abrazarlos. El resultado fue una subida de peso notoria, se ha redondeado por todas partes y ahora tiene un cuerpo que no tiene nada que ver con aquella flaquita rapada de sus inicios. No hablamos de un kilo aquí y allá, el cambio es muy visible hasta el punto de que en muchas escenas recientes cuesta reconocer a la misma chica que se comía la cámara en Tushy o Burning Angel en 2017.

La nueva Riley es más curva, más carne, más volumen y la misma actitud. A su estética inicial —look alternativo, cabeza rapada— se le suma ahora un cuerpo poderoso con un punto de “milf alternativa” que muchos fans están adorando. Si antes tenía una vibra de chica rebelde que se colaba en tu cama por pura travesura, ahora tiene ese aire de mujer hecha, llena y segura de sí misma; la típica que te coge por la muñeca y te lleva al sofá sin preguntar. Una reinvención natural que, lejos de restarle morbo, la ha convertido en un bombazo diferente, personal y reconocible.

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