Patricia Castillo es una influencer que, por lo visto, juega en otra liga: vive en Andorra, factura con su propia agencia de marketing digital y, de paso, se ha convertido en un nombre que no pasa desapercibido en TikTok, Instagram… Y hasta en la “Pollapedia” si hace falta. Su empresa en Andorra opera con campañas para otras influencers y hasta fichó a Daniela Blume como clienta. Business woman de manual, pero con ese toque de descaro que engancha a la nuevas generaciones y no tan jovenes.
En YouTube se la vio junto a Tiparraco, que le hizo la coña de pedirle matrimonio en plena cámara oculta. Patricia, sin despeinarse, lo mandó a paseo con gracia y el vídeo se fue a más de 150.000 visitas. En Twitch tampoco se corta, apareció en un directo de citas con Rickyedit y diez streamers más, y acabó coronada como “la mejor invitada”. El resultado fue 350.000 mirones enganchados a la pantalla, y Patricia riéndose de todo el invento como si fuera un juego más.
Además, según diversas fuentes es la chica que gana más pasta en OnlyFans sin hacer porno y sin tener que enseñar ni siquiera el coño o el culete; o el ojete, mejor dicho, puesto que tiene muchas fotos en tanga, en las que enseña cacho. En el caso de que fuera más allá, se haría de oro la chica, pues está cañón, cañón, como podéis apreciar.
En resumen, Patricia Castillo es una mezcla de jeta, visión y carisma que la ha convertido en referente dentro y fuera de las redes. Desde Andorra maneja el cotarro, y lo hace con un guiño travieso porque en el fondo sabe que todo esto es un show, y ella se ha quedado con el papel principal. Así que, además de tener una buena pecha, la Patri va bien servida de neuronas para variar.
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