Olvida el golf del subnormal de Trump, abuelitos con carrito y camiseta polo, una golfista e influencer impresionanante como Paige Spiranac ha convertido el green en su pasarela. Expromesa del golf junior, las lesiones y la mala suerte le sacaron del circuito profesional, pero ella encontró el filón en redes sociales, gracias a las minifaldas, los bikinis en la hirba y un derroche de carisma que haría palidecer a cualquiera de las mamarrachas que pululan en Instagram y similares.
Con un swing decente, un físico de infarto y el toque de pornstar que todo el mundo sospecha pero nadie confirma, Paige redefinió el golf. Sus selfies y gifs en Total Frat Move dispararon su fama, mientras los puristas del deporte la miraban como un “botón de jabón con piernas” que no debería estar ahí. De hecho, la LPGA tuvo que cambiar el código de vestimenta, pero ella siguió marcando territorio con minifalda y bikini, sin perder ni un ápice de su irreverencia.
Hoy, a sus 31 años, Paige no es campeona mundial, pero sí la golfista más famosa del planeta soin tener que alzarse con ningún grand slam. “Sexiest Woman Alive” según Maxim, contratos millonarios y millones de seguidores la coronan reina del green, aunque siga jugando a su manera, con visera y hierro 7 en mano. En definitiva, Paige Spiranac demostró que el golf puede ser sexy, viral y muy, muy lucrativo sin dar palo al agua. Eso sí, hay que ser guapa y maciza.
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