Lili Pauline Reinhart nació un 13 de septiembre de 1996 en Cleveland, Ohio, aunque creció en el suburbio de Bay Village, ese tipo de lugar donde todo el mundo se conoce y el mayor escándalo del año suele ser que alguien no cortó el césped. De pequeña, Lili quería actuar y a los 12 años ya le pedía a su madre que la llevara a castings en Nueva York como quien pide ir al parque.
Antes de su gran papel, Lili se llevó unos cuantos rechazos, trabajó en producciones pequeñas, y hasta llegó a pensar en dejarlo todo, pero entonces apareció Riverdale y la rubia se convirtió en Betty Cooper, la chica buena con cara de tener un plan secreto. Gracias a ese personaje se ganó la atención de medio planeta y una legión de fans que aún no ha superado el final de la serie.
Publicó, además, un libro de poesía (Swimming Lessons, 2020) donde habló sin filtros de salud mental, ansiedad, amor y cuerpo. Son versos que sorprendieron por su sinceridad, y porque, seamos sinceros, nadie esperaba que la chica de la serie adolescente escribiera sobre vacío existencial y orgasmos frustrados.
A eso se suma que es una de las voces más claras de Hollywood en temas como la autoaceptación, la presión estética o la salud mental. Y es que Lili no se limita a posar y postear banalidades, sino que cuenta cómo lidia con sus ataques de pánico y por qué no va a fingir que le encanta la alfombra roja.
También probó suerte como productora y protagonizó Look Both Ways (2022) en Netflix, una comedia romántica con tintes existenciales que pasó bastante desapercibida, pero en la que dejó claro que tiene madera para más que encarnar a “la rubia buena”. Y en redes actúa como una mezcla de activismo, humor ácido y fotos en las que se ve como una diosa, pero sin Photoshop, dado que si hay algo que define a Lili Reinhart es que es una chica con inquietudes.
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