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Riley Star, la excepción del club de las starlets adorables

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Uno de los pecados más irredentos que existen en el genero pornográfico es la mecanización del acto sexual. Un mal que suele aquejar a pornostars con aspecto de no haber roto un plato, témpanos de hielo que no quieren contaminarse con el sexo sucio. Por suerte, para la comunidad de pornólogos, el monográfico de Hard X «Super Cute #11», del que ya desgranamos parte del metraje con la flor de primavera Winter Jade, es la evidencia gráfica de que toda regla posee una excepción. En este caso es Riley Star quien se sale del tiesto de las starlets que se creen que habitan en el pedestal intocable de la juventud angelical. Para ella su membresía en el club de actrices diminutas que pesan menos de 45 kilos no es óbice para enfrentarse a los hombres más grandes de la industria. Todo lo contrario, es su oportunidad para añadir más tinta a su amplio repertorio de vídeos interraciales.