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La gangbang que retiró a Jessie Rogers

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Siempre que en una página porno elaboran una lista abierta de votación de pornostars culonas hay un nombre que nunca aparece, el de Jessie Rogers. La brasileña con las posaderas más cósmicas del planeta tierra —no tenía el más grande, pero si uno de los mejor proporcionados— es de largo la más infravalorada de toda la industria yanki. Una injusticia que puede tener su razón de ser por el cabreo de la comunidad pornófila al haber decidido retirarse del oficio prematuramente. Una especie de veto por venganza al privarnos sensorialmente de una de las mayores experiencias masculinas; sus míticas cabalgadas anales que llevaban como protagonista un culo morfológicamente perfecto.

Y es que la voracidad anal de Jessie era insaciable hasta tal punto que eclipsaba a la mismísima Jada Stevens, convirtiéndose en la reina con corona de las gangbangs más salvajes. Por desgracia y como hemos dicho, su pronta retirada fue una decisión más que justificada por los múltiples problemas anales que sufrió a lo largo de su carrera.

Unos problemas originados por los excesos de sus escenas, sobre todo aquel mítico y brutal gangbang de Kink que le pasó factura, donde el abuso y maltrato de esfínteres fue tan intenso que literalmente le rompieron el ojete en más de una ocasión.