El hentai tiene más subgéneros que excusas de un hombre casado con el historial borrado, y ‘La Blue Girl’ es uno de sus clásicos más delirantes y celebrados por los amantes de este nicho. No hablamos de dibujitos traviesos con colegialas y gemidos suaves, no, se trata de sexo ninja contra demonios salidos de una orgía en el infierno, con tentáculos y más fluidos que una fábrica de lubricantes.
La historia se centra en el Japón moderno, donde dos clanes ninja —Miroku y Suzuka— se pelean por un sello sagrado que contiene a los Shikima, unos demonios cachondos que se alimentan de placer sexual para dominar el mundo. La protagonista es Miko Mido, una jovencita de 18 años que, como buena heredera del clan, no se enfrenta a sus enemigos con espadas, sino con ninjutsu sexual. Si se te escapa ese término, la cosa va de convertir los pelos del coño en agujas arrojadizas, hacer un squirt tan potente que deja ciego al enemigo, o usar un clítoris hipertrofiado como arma de penetración masiva.
Creada por el legendario Toshio Maeda (el mismo de Urotsukidoji, el padre de los tentáculos con mala leche), La Blue Girl tiene el honor de ser uno de los hentais más accesibles, reconocibles y absurdamente entrañables. No tan underground como otros, pero sí cargado de una estética shonen que lo convierte en una especie de Dragon Ball Z con sexo sobrenatural.
La Blue Girl es una pieza fundamental del erotismo animado japonés, mitad combate, mitad coito, todo locura. Ideal para quienes quieran perder la virginidad cultural en el mundo del hentai sin acabar traumatizados en la primera cita con los tentáculos.
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