La controvertida serie pornográfica «Black Patrol» solo puede haber salido de la misma mente colmena pervertida de donde se crearon otras archiconocidas sagas de «negratas» como «Watching My Daughter Go Black» o «Blacks On Blondes». Más que nada porque hay que tener mucha imaginación para rodar vídeos pornográficos donde dos mujeres agentes de policía patrullan las calles en busca de delincuentes afroamericanos. Pero ojito, que su intención no es esposarlos y llevarlos a comisaría para meterlos en el calabozo, sino abusar sexualmente de estos detenidos a modo de favor sexual. La polémica está servida.
Estamos frente a una especie de frivolización ficticia acerca de un tema que levanta ampollas en Estados Unidos: el racismo callejero. «Black Patrol» está cargado hasta los topes de clichés racistas, estereotipos sexistas y realismo políticamente incorrecto que aporta una autenticidad única en el mundo de adultos. Sobre todo, por la brillante interpretación de estas agentes de la ley norteamericanas, implacables contra varios sectores civiles de minoría afroamericana.
Sus gestos, control de la situación y aire de superioridad moral aportan un morbo extra difícil de igualar, creando una atmósfera de credibilidad muy buscada en estas producciones sexuales. De hecho, este tipo de bizarradas que tanto nos gusta publicar, toca todos los palos, desde abusos sexuales de mujeres blancas a hombres negros hasta un intercambio de roles de dominantes a sumiso. La corrupción sexual en todo su esplendor. Un tira y afloja sexual que intenta emular a lo que combate el famoso movimiento Black Lives Matter (BLM). Ya sabéis, policías racistas que se propasan con el detenido
Si accedemos a la web de «Black Patrol» podremos leer nada más entrar «Tiene usted derecho a meter su polla en mi boca». Con esta lapidaria frase suelen comenzar más o menos sus vídeos porno interraciales en la que dos mujeres policías se toman la justicia por su mano. Dos patrulleras que con su coche hacen «la ronda» juntas y detienen a afroamericanos que, supuestamente, cometen delitos. Aunque el único delito que han cometido es tener un pene de 25 cm, ya que por lo visto puede resultar un arma mortal. De ahí que éstas policías hagan la vista gorda y a cambio de una buen polvo en mitad de la calle perdonen los delitos cometidos.
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