Violet Brandani se lanzó a una aventura americana a lo Thelma & Louise pero con menos ropa y más wifi. Lo suyo no era buscar trabajo, era calentar Snapchat desde una furgoneta tuneada, cruzando Estados Unidos en tanga, móvil en mano y con una mirada traviesa.
Con cuatro mensajes y un par de gemidos digitales, le caían 40 pavos. ¿Viajar, ligar y cobrar sin bajarse las bragas? Perfectamente posible. “Estoy en tu ciudad”, decía desde el parking de algún McDonald’s de carretera. No quedaba con nadie, pero subía en el algoritmo y en el cash flow. El escenario de sus desnudos y escenas era de lo más variopinto, desde el monte Rushmore hasta un Buc-ee’s a las tres de la mañana. Le pone grabar donde no debe, ya que el riesgo le provica un morbo mayúsculo. Se ha masturbado frente al estadio de los Mets, los Red Sox, los Suns y los Giants. ¿Su próximo destino? Tal vez un 69 en el parking del Bernabéu.
Ahora vive en Miami, pero sigue siendo la reina del porno rodante. Está preparando un canal OFTV, una serie en YouTube y una gira canadiense de culos al aire. Ella no quiere fama. Quiere libertad, orgasmos y grabarlos con buena iluminación.
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