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Marina Beaulieu, la morbosa madurez venida de Francia

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Francia siempre ha sido sinónimo de modernidad, lujuria y, sobre todo, libertad sexual. Una amalgama progresista de ideales con los que ha sido educada Marina Beaulieu, una de las pocas maduritas europeas que se atrevió a meterse en el porno filmado a la avanzada edad de 55 años. Casi nada. La francesa es una auténtica ninfómana que ha esquivado la menopausia y ha demostrado al mundo que es una señora hecha y derecha que disfruta follando delante de las cámaras. Una especie de abuela de la nueva Francia, abierta de mente para probar cosas indecentes.

Estamos ante una selecta dama de porte elegante —parece la típica aristócrata ricachona— que vive un estilo de vida libertino, asidua a las playas de Cap d’Adge, merendándose a parejas mucho más jóvenes. Una mujer desinhibida con una libido que busca una segunda juventud. Para comprobarlo, solo hay que ver su trayectoria. Después de estar en el circuito de adultos amateur francófono (era un rostro habitual en las producciones semiprofesionales de Jacquie et Michel TV) se catapultó al porno internacional y llegó a trabajar con estudios de nivel superior como Legal Porno, Lets Doe It e incluso la española Cumlouder, donde nuestro Nacho Vidal saboreó sus mieles.

Desde JaqueMateAteos reconocemos su total entrega, su osada decisión y su devoción a la causa del ñogo ñogo. Solo hay que ver como se zambulle en el sexo filmado, haciendo todo tipo de prácticas que, a su edad, la mayoría ni se propondría. Lo hace sin remilgos, ya sea en solitario o en sexo grupal con múltiples penetraciones. Actualmente, a sus 61 años, Marina Beaulieu sigue alimentando la fantasía de la mujer experimentada, rehecha y sexualmente ofensiva, tanto como el primer día que la vimos.