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Milly D’Abbraccio, la italiana ninfómana del porno de los años noventa

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Hay pornostars que son reconocidas por sus pechos, por sus culos o por algún rasgo distintivo que tienen en su cuerpo (los sexys lunares de Rita Faltoyano). Otras, sin embargo, llevan grabado a fuego en el rostro esa ninfomanía descarada que no pueden reprimir ni para ir a comprar el pan. La italiana Milly D’Abbraccio (también conocida como desde 1964 como Emilia Cuciniello o Milly Mou) encajaría en este grupo de pornostars por esa cara de puta perversa, ese pubis con vello y ese cuerpo atlético que no se estilaba y que volvió locos a todos los nacidos en los años 80’s. Hablamos de una legendaria starlet del país de la bota cuya vida está plagada de anécdotas sexuales que no hacen otra cosa que confirmar que las guarras nacen y no se hacen.

«La Professoressa di Lingue» (2001)

Comenzó su carrera en el mundo del erotismo en 1978 cuando se dio cuenta que al ganar el concurso Miss Teenager Italy (si ganas uno de estos certámenes tienes el 50% de probabilidades de ser una famosa starlet europea, y si no que se lo digan a Anita Blond) podía ganarse la vida follando delante de las cámaras.

«La abogada del diablo» (2002)

Sus andaduras con varias películas eróticas de baja estofa (Diva futura fue una de ellas) tuvieron sus inicios a las órdenes del director Riccardo Schicchi, pero le supuso tan poco su estilo a la hora de filmar sexo que ella misma fundó su propia productora para especializada en sexo del duro; su verdadera pasión.

«L’onorevole» (2002)

Curiosamente Milly pertenece a ese grupúsculo de actrices de cine porno italiano que decidieron dar el salto a la política presentándose candidata al partido socialista, tal y como hizo nuestra querida Cicciolina (seguida por Malena La Pugliese) abriendo la veda a esa tendencia de celebridades que dan el salto a los Congresos de Diputados. Personalmente, no creemos que administren peor que los políticos y si que nos divertirían bastante más.

«La Dottoressa» (1992)

Respecto a su filmografía, su interpretación más memorable fue «La Profesora de Lengua», casi al final de su carrea, una película que puso cachonda a toda una generación de estudiantes usando la fantasía más recurrente: follarse a la profe buenorra del instituto. Su trabajo siempre fue muy profesional, de principio a fin, de 1992 hasta 2008 cuando decidió colgar sus hábitos dejando un legado sexual digno de las mejores hemerotecas.

«Intrigo d’amore» (1988)

«Le Voglie Anali Di Milly» (1993)

«Anaxtasia – La principessa stuprata» (1999)