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Nina Mercedez, la exuberante latina de raíces mexicanas de la década del 2000

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Una de las pornostars más recordadas en el imaginario colectivo es Nina Mercedez. Nos referimos a la sublime y exuberante latina que se convirtió de la noche a la mañana en la starlet chicana —chicas estadounidense pero de raíces mexicanas— más famosa de EE.UU. Y eso que la América de comienzos del 2000 era bastante intolerante con la inmigración. Nacida en la religiosa ciudad de Corpus Christi, Texas, sus primeros coqueteos con la industria del sexo fueron realizar sesiones de fotografía erótica para revistas como Penthouse. Algún cazatalentos vio su emblemático pecho operado (sus tetas eran de lo mejorcito de la época) y le puso una oferta sobre la mesa que no pudo rechazar: un contrato en exclusiva para la mítica compañía Vivid.

No era para menos. Su belleza legendaria volvía loco a los yankis, provocando infartos con el calor erótico que desprendía su cara cincelada y figura voluptuosa. Una sensualidad única en su especie que ni la mismísima Alexis Amore —la pornostar peruana antecesora en el ranking de latinas— conseguía igualar. No en vano, después de algunos años trabajando como estríper, a los 21 años ganó varios desfiles nudistas como el de Miss Nude North America y Miss Nude Universe. Y dicen las malas lenguas que todo camionero tenía un calendario con su cuerpo desnudo.

Por desgracia, el pacto sellado con sangre de diosa azteca que firmó con el estudio Vivid vio su fin tres años después, y la starlet comenzó un nuevo y productivo idilio con la agencia LA Direct Models. Su época en la que se especializó en encuentros lésbicos de alto voltaje y fue apodada como «La Bondadosa» por la mismísima Lisa Ann, por el especial mimo y cuidado que ponía teniendo sexo con otras mujeres. Finalmente, fue en 2013 cuando se apartó definitivamente de la industria de adultos. Dejando un legado de 125 películas en poco más de 10 años de carrera.

Como curiosidad, decir que tras su retiro Nina Mercedez se cambió el nombre por el de Mariza Villarreal para dedicarse en cuerpo y alma al mundo del culturismo. De hecho, a día de hoy es una respetada profesional en el sector del fitness profesional y compite con los músculos de su cuerpo en certámenes como NPC Bikini o IFBB Elite. Una carrera no muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, ya que a fin de cuentas sigue viviendo de su escultural físico.