Nos cuesta digerir que una pornostar de raíces tan latinas como Sophia Leone se convirtiera en la nueva víctima del insensible Brainden Richards, el actor cabronazo que, con el pasamontañas de terrorista puesto, invade las gargantas de las actrices cual Putin con la guerra de Ucrania. Ya sabéis, mocos, lágrimas, saliva y gárgaras de semen a raudales. El clásico de la extrema productora Dick Drainers, donde los protagonistas indiscutibles son los fluidos y las mamadas babosas se convierten en un deporte de alto riesgo. Una escena donde su curvilíneo tren inferior no tiene ningún poder visual y relega toda responsabilidad en las habilidades felatorias. Ya veremos si le compensa convertirse en un mero trozo de carne para ganar algo de notoriedad en el circuito porno americano.
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