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Señoras del vintage: la americana Stacy Valentine

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Aunque la meteórica carrera pornográfica de la incombustible Stacy Valentine solo se desarrolló durante 4 cortísimos años (entre 1996 y el 2000) se mantuvo el suficiente tiempo para que su despampanante cuerpo y su vicio exacerbado a la hora de follar se nos quedaran grabados en la retina. Sí, Stacy fue la culpable de que muchos de nosotros nos convirtiéramos en fieles activistas del amor propio dándole a la zambomba en aquellos primeros años de los pornotubes. Su nivel de zorrería era legendario, su culo un prodigio de la naturaleza que causaba seísmos a su paso y su sello personal —siempre con la marca del bronceado del bikini— elevaba más el listón de la estadounidense que se había criado en la misma ciudad que el personaje de Doroty de la película «El Mago de Oz», Oklahoma.

Este espíritu libre que recordamos de la época dorada del porno del 2000 ya era en sus años de juventud una descarada exhibicionista que se fotografiaba desnuda (una adelantada a su tiempo que se olía los selfies en un futuro próximo) y las mandaba por correos a revistas eróticas y concurso de chicas amateurs despendoladas.

Normal que con ese afán de notoriedad llamara la atención de la revista americana Hustler convirtiéndose en una habitual de sus desplegables masculinos de tías en pelotas. De ahí al mundo de las películas para adultos solo fue un paso, eso sí, al parecer a su marido no le hacía mucha gracia eso de que se la follaran otros hombres y terminó por pedirle el divorcio.

A pesar de que el sexo corría por las venas la starlet era toda una romántica empedernida llegando a escoger su apellido artístico por el del santo de los enamorados San Valentín y su día celebrado mundialmente.

Respecto al cuerpo de Stacy Valentine, la pornostar estadounidense no pudo refrenar el vicio de aumentarse el pecho en una época que no se destilaban todavía los implantes de silicona. Se convirtió en una pionera de las modificaciones corporales multiplicando su sex appeal hasta alcanzar cotas espectaculares.

Su filmografía está plagada de éxitos pajeros difíciles de conseguir hoy en día (la mayoría de las películas porno de Stacy salieron en formato VHS antes del 2000). Sus obras cumbre posiblemente fueron «Satyr» (1997) con la también estrella del momento Jenna Jameson, «White Angel» (1998), «The Devil in Miss Jones 6» (1999) y «Forever Night» (1998).

Actualmente reside en Miami alejada de su anterior vida sexual filmada y trabaja en la famosa revista erótica Penthouse seleccionando a las chicas que acuden a los castings. Después de todo sus años de correrías sexuales le han valido para convertirse en una cazatalentos al acecho de carne fresca.

Red Vibe Diaries – Object of Desire (1997)